‘Militares de Japón no se meterán sin permiso en Corea del Sur’.

Militares japoneses no entrarán en el territorio surcoreano incluso en caso de que se produzca un conflicto, afirma el Ministerio de Exteriores de Japón. “Mientras no recibamos una solicitud de asistencia, no vamos a adentrarnos unilateralmente (...). Eso requiere definitivamente el aval de Corea del Sur”, aseguró a los periodistas surcoreanos un funcionario de la Cancillería nipona, citado este viernes por la agencia de noticias Yonhap. En sus declaraciones ofrecidas en el edificio de la Cartera en Tokio (capital japonesa), tras insistir en que cualquier actividad militar en el territorio de Corea del Sur necesita ante todo el permiso del Gobierno del país, destacó también la importancia de garantizar la seguridad de Japón.

“Antes de aplicar el derecho de la autodefensa colectiva, la primera condición es que la paz y la estabilidad de Japón haya sido gravemente amenazada”, especificó el funcionario. Entre tanto, un funcionario del Ministerio de Defensa japonés destacó los esfuerzos que han hecho tanto la parte surcoreana como la japonesa para mejorar la comprensión de la nueva Administración de EE.UU. sobre la cuestión de los costos de la defensa en la zona. “Lo más importante es que la nueva Administración de Trump (presidente electo estadounidense) sepa exactamente cuánto contribuye Japón”, dijo a los periodistas en un informe separado. 

Desde el fin de la IIª Guerra Mundial (1939-1945), el artículo 9 de la Carta Magna de Japón impide al país, a instancias de la ocupación estadounidense, el uso de la fuerza para resolver conflictos, y no permite que sus tropas combatan en el exterior. No obstante, el Gabinete del presidente Shinzo Abe aprobó en 2014 una reinterpretación del artículo para que englobara el concepto de “autodefensa colectiva” y así poder tramitar una nueva Ley de Seguridad Nacional que despertó el rechazo de la oposición y parte de la ciudadanía, al considerar que vulnera la Constitución pacifista que rige el país. Corea del Sur se encuentra entre los países que han sufrido en el pasado el imperialismo nipón, por lo que han manifestado su recelo ante el giro en la postura antiguerra de Tokio.